Los pasados días 9 y 10 de septiembre tuvo lugar el Lollapalooza Berlín 2017. Así, la capital alemana celebró la tercera edición del primer desembarco en Europa de la prestigiosa familia de festivales Lollapalooza.
Lollapalooza Berlín 2017
En el hipódromo de Hoppegarten, al este de Berlín, aproximadamente a unos 40 minutos en transporte público desde el centro, a donde llegaba una única e insuficiente línea de tren, tenía lugar el festival. Tercera edición y tercera ubicación diferente (y el año que viene, a por la cuarta distinta, claro). Respecto la edición de 2016, ha sido un recinto más complejo de alcanzar, pero una vez allí, mucho más cómodo. No se formaban cuellos de botella al cambiar de escenario y las barras y puestos de comida estaban más a mano. Aunque esta facilidad de acceso a escenarios ocasionó algún que otro solape de sonido, sobretodo entre el escenario alternativo y el segundo Main Stage. En el Lollapalooza París vivimos una experiencia similar, con los escenarios Perry (dedicado a música electrónica) y Alternative, donde los artistas mostraron sus quejas abierta y directamente. En Berlín, Dave Grohl, cantante de Foo Fighters, escuchó la electrónica del Perry (turno de Hardwell) y no se resistió a decirle a todo su público que tenían que hacer más ruido que «ese escenario de electrónica».
Sábado, 9 de septiembre
Empezamos nuestra aventura en el Lollapalooza Berlín 2017 de la mano de Roosevelt en el segundo Main Stage. El artista local corroboró las impresiones que nos habíamos llevado del Sziget y, jugando en casa, nos ofreció un concierto aún mejor. La particular música disco del joven productor se abrió paso en el hipódromo de Hoppegarten con temas como «Fever» o «Colours», llamando la atención de todos los que pasaban por allí y provocando los primeros bailes del día.
Un poco más tarde y en el mismo escenario, llegaba el turno de Bear’s Den. La banda de folk sirvió como preámbulo para lo que nos esperaba esa misma noche con Mumford & Sons. De hecho, ya habían sido teloneros de estos últimos y, curiosamente, Kevin Jones, de Bear’s Den, y Ben Lovett, de Mumford & Sons, junto al productor Ian Grimble, fundaron el sello discográfico Communion Records. Pudimos escuchar himnos como «Red Earth & Pouring Rain», «Elysium» o los premiados «Above the Clouds of Pompeii» y «Agape», que reservaron para el final. También cantamos el cumpleaños feliz a Christof van der Ven, que aprovechó la ocasión para hacer un pequeño crowd surfing por las primeras filas.
Nos estrenamos en el Alternative Stage con The Vaccines. La multicultural banda aprovechó para probar las canciones nuevas «Let Me Take You Surfing in the Sky», «Your Love is My Favourite Band» y «Rolling Stones», que presumiblemente estarán en su futuro LP. Justin Young, el carismático líder de la banda, no dejó de gesticular los versos que entonaba y transmitió toda su energía mientras desgranaban un setlist plagado de hits como «Wreckin’ Bar (Ra Ra Ra)», «Teenage Icon», «Dream Lover», «Wetsuit» o «Post Break-Up Sex». Aunque las nuevas canciones, en general, no terminaron de cuajar, un final por todo la alto con «I Always Knew», «If You Wanna» y «Nørgaard» dejaron sin dudas a todos los allí presentes: The Vaccines nunca defraudan.
A continuación, en el mismo Alternative Stage, pudimos ver a Michael Kiwanuka. El cantante y guitarrista inglés ofreció una sensible y magnífica actuación de blues y soul, tan solo ensombrecida por el fuerte solape de sonido con el concierto de Marteria. Y es que, lamentablemente, se podía escuchar al rapero alemán, que actuaba en el segundo Main Stage, por casi toda la zona del escenario alternativo. «Cold Little Heart», «Black Man in a White World», «Home Again» y «Love & Hate» fueron algunos de los temas de los que pudimos disfrutar antes de poner rumbo al Main Stage. Un ambiente más íntimo habría resultado en un concierto mucho más redondo, pero no se puede poner ninguna queja a la estupenda actuación por parte de Kiwanuka.
El plato fuerte de la jornada fue Mumford & Sons, quienes congregaron a la mayor parte de los asistentes del día. Un suave y dulce comienzo con «Snake Eyes» seguido de un aumento de revoluciones con «Little Lion Man» fue lo que dio el pistoletazo de salida a una actuación redonda. Temas que pasaron más desapercibidos como «Holland Road» y «Tompkins Square Park», fueron necesarios para presentar su ya clásico «Believe», que emocionó a todos los allí presentes. Pero no estuvieron todo el rato ellos solos en el escenario: Baaba Maal, cantante y guitarrista senegalés con el que produjeron su último EP, saltó al escenario para deleitarnos con sus ritmos y conjuntos temas «Si Tu Veux», «Wona» y «There Will Be Time», que puso punto y final a su gran actuación, precedido de unos coreadísimos «The Cave», «I Will Wait» y «The Wolf».
Los avisos en las pantallas sobre lo complicado que iba a ser el camino de vuelta a Berlín nos asustaron lo suficiente como para prescindir de la actuación de Two Door Cinema Club. Eso sí, estamos seguros de que no faltaron hits en los 60 minutos de los que dispusieron.
Domingo, 10 de septiembre
La segunda y última jornada del festival dio comienzo para nosotros con Sigrid en el Alternative Stage. La joven cantautora noruega, con tan solo un EP publicado —«Don’t Kill My Vibe»—, demostró ser ya toda una estrella del pop. Sus dulces pero desafiantes temas dieron color a la mañana berlinesa: «Go to War», «Plot Twist», «Dynamite», «Fake Friends» y «Don’t Kill My Vibe» fueron algunas de las pegadizas canciones que interpretó. Esta última, su más conocida hasta la fecha, llevó al periódico the Guardian a calificarla como «la nueva Lorde». Sigrid, que estuvo acompañada de una corista y de su banda, se mostró muy agradecida y cómplice con todo el público, el cual disfrutó de la actuación de una de las artistas pop más prometedoras del momento.
A continuación, nos dirigimos al primer Main Stage para ver el show de Bonaparte. Y menudo show. Mientras el cantautor suizo y su banda interpretaban sus variados temas, diferentes bailarines pasaban por el escenario, cada vez con atuendos y complementos más estrafalarios, montando toda una fiesta y una especie de espectáculo de circo. No dejaron de lado la parte musical con canciones como «Anti Anti», «Mañana Forever», «Computer in Love», «Out of Control» o «Too Much», que puso punto final a su peculiar actuación.
Sin descanso, pusimos rumbo al Perry’s Stage para presenciar la actuación de Aminé. El rapero americano se hizo de rogar con una larga introducción por parte de su DJ, que caldeó el ambiente con algunos temas del momento como «HUMBLE.», de Kendrick Lamar, o «No Problem», de Chance de Rapper. En cuanto saltó al escenario, con un fondo todo amarillo por el que flotaba su caricatura, comenzó a desgranar su reciente álbum debut «Good For You», del que pudimos escuchar, entre otras, «Wedding Crashers», «Turf», «Spice Girl» (seguido de un pequeño snippet de «Wannabe») y, por supuesto, «Caroline», canción que es ya triple platino en Estados Unidos. También incluyó en su actuación una cover de «Novacane», de Frank Ocean, y su tema «REDMERCEDES». Aminé no dejó de interactuar y bromear con un público que se quedó con ganas de más tras una extendida y muy aplaudida «Caroline». El DJ puso fin al set mediante las canciones «Wild Thoughts», de DJ Khaled con Rihanna y Bryson Tiller, y «Alright», de Kendrick Lamar.
De vuelta en el primer Main Stage, llegaba el turno de Anne-Marie. La cantante británica hizo que la fiesta no cesase dando comienzo a su actuación con un inédito y pegadizo tema como es «Breathing Fire». Aprovechó la cita para presentar su reciente colaboración con Snakehips y Joey Bada$$, «Either Way», que apunta bien alto, y dejó para el final sus canciones más conocidas y radiadas: «Alarm», «Rockabye» (Clean Bandit) y «Ciao Adios». Como dato curioso, comentó que uno de los miembros de su banda, el multinstrumentista Beanie, es el batería de Rudimental, banda que actuaba justo a continuación en el otro escenario principal.
Nosotros nos dirigimos al Alternative Stage, donde nos esperaban Metronomy. La banda inglesa nos ofreció un gran concierto que, como había ocurrido el día anterior en Michael Kiwanuka, solo pudo disfrutar plenamente el público que se encontraba más cerca del escenario. Además, esta vez, al solape de sonido con el concierto de Rudimental se le sumó un pasacalles circense con un volumen demasiado alto. Dejando esto aparte, Metronomy cumplió todas nuestras expectativas y, además de ya míticos hits como «The Bay», «Love Letters», «Everything Goes My Way», «The Look» o «Reservoir», pudimos escuchar varias canciones de su último LP («Summer 08») y un nuevo tema llamado «Lately», que sonó realmente bien.
Tras disfrutar de una pequeña parte de la sesión de house de Thomas Jack en el Perry’s Stage, pusimos rumbo de vuelta al escenario alternativo para comenzar con el trío de ases que el Lollapalooza Berlín había preparado para la jornada del domingo.
En primer lugar pudimos ver el concierto de London Grammar. La banda inglesa deleitó y puso los pelos de punta a todo el público allí presente, que respondió con muchísimo silencio y respeto, conscientes del tipo de actuación que estaban viendo. Y es que el sentimiento y el gran registro vocal de Hannah Reid, que se hizo notar sobre sutiles bases instrumentales, enamoraron a un hipódromo de Hoppegarten que recibió con los brazos abiertos todos los temas del setlist, tanto los de su álbum debut «If You Wait» como los del reciente «Truth is a Beautiful Thing». Así, el trío de Nottingham nos dejó sin palabras desde el primer momento con canciones como la popular «Hey Now», que abrió el concierto, «Big Picture», «Rooting For You», «Wasting My Young Years», «Strong» o «Metal & Dust», entre otras, todas ellas interpretadas de una manera impecable.
Sin tiempo de digerir lo que acabábamos de presenciar, dio comienzo el concierto de Foo Fighters, el cabeza de cartel del día, en el escenario principal. La banda americana apareció como una apisonadora con una de sus canciones más antiguas, «I’ll Stick Around», y ya no nos dejó respirar más que en pequeños discursos de Dave Grohl. Le siguieron unas coreadísimas «All My Life», «Learn to Fly», «The Pretender» y una versión más tranquila de «Big Me», saltando después a uno de los nuevos singles, «Run», la mítica «My Hero», y la única otra canción nueva que ofrecieron, «The Sky is a Neighborhood», para la que saltó al escenario la cantante Taylor Greenwood. «Another One Bites the Dust» y «Blitzkrieg Bop» sirvieron para presentar a la banda y dieron paso a una sentida «Cold Day in the Sun», en la que el batería de la banda, Taylor Hawkins, hizo gala de sus aptitudes al micrófono. Tras interpretar unas más recientes «Congregation», «Walk», «These Days» y «Rope», Dave Grohl se deshizo en elogios hacia Perry Farrel, cantante de Jane’s Addiction y fundador del Lollapalooza, al que momentos después invitó al escenario para cantar su «Mountain Song». Sin parón de ningún tipo, «Times Like These», «Breakout», «This is a Call», «Best of You», «Wheels« y «Everlong» pusieron el punto y final a lo que fue un directo impresionante y más de dos horas de puro rock.
Para finalizar, llegó el turno de The xx en el segundo Main Stage. El trío de Londres tuvo la dura papeleta de actuar justo después de un gigante como es Foo Fighters, pero no se dejó amedrentar y puso la guinda a una jornada realmente mágica. Romy Madley Croft, Oliver Sim y Jamie Smith (aka Jamie xx) aprovecharon la ocasión para presentar su reciente LP «I See You», del que pudimos escuchar, además de los singles «Say Something Loving», «I Dare You» y «On Hold», los temas «Dangerous» y «Performance», finalizando éste con un dulce abrazo entre Romy, gran protagonista de la canción, y Oliver. Pero el grupo inglés no se olvidó de sus trabajos anteriores y, entre ellos, rescató «Intro», que abrió el concierto de manera magnífica, «Crystalised», «Islands», «Infinity», «VCR», «Fiction», «Shelter» y, por supuesto, «Angels», con la que terminaron su concierto. Además, hubo sitio en el corto setlist de los ingleses para «Loud Places», canción del aclamado disco de Jamie xx, en la que colabora con Romy. Así, y acompañados de una gran puesta en escena y unos juegos de luces impresionantes, hicieron las delicias de todo el público que decidió quedarse hasta el final del festival alemán.
Puntos a mejorar
A las 4 o 5 de la tarde (una hora relativamente temprana, donde no esperas que acuda ni la mitad de los asistentes) podías observar el recinto casi al completo (sobre todo en la jornada del domingo) y ya cambiabas la mentalidad a: no volver a ir al baño (colas inimaginables a primeras horas de la tarde), no pedir más consumiciones y devolver tu vaso para recibir la fianza depositada. Con esa mentalidad ya no ves todo lo malo. Pero si te paras a pensar, claro, quieres tomarte tu cervecita mientras disfrutas de London Grammar (imposible, colas de 10 personas por camarero en las barras) y te gustaría coger otra para el principio del concierto de Foo Fighters (ya no te lo planteas…). A la hora de comer, si decides cenar a las 5 de la tarde y aguantar hasta que vuelves al hotel, la cola no era para tanto, pero claro, sin permitir pasar comida ni bebida, la gente opta por comer a las debidas horas y cenar una hora antes del plato fuerte de la jornada, y ahí te ves 45 minutos pasmado, avanzando lentamente para tener un burrito o un box de noodles.
Los días 8 y 9 de septiembre de 2018 tendrá lugar una nueva edición del Lollapalooza Berlín, esta vez en Olympiapark. Esperamos que en el nuevo recinto no haya solapes de sonido y que dispongan de un mayor número de baños, barras y personal, pues las colas a partir de media tarde se hacían interminables. Nosotros repetiremos la experiencia sin duda. ¡A por el 2018!