Los pasados días 14, 15, 16 y 17 de agosto tuvo lugar el festival Vodafone Paredes de Coura 2024. Aquí os contamos cómo vivimos esta edición del festival portugués.
Vodafone Paredes de Coura 2024
Miércoles, 14 de agosto
Pusimos pie en el couraíso el miércoles por la tarde, justo a tiempo para el segundo concierto de la jornada inaugural del Paredes de Coura 2024: First Breath After Coma. La banda portuguesa vino acompañada de nada más y nada menos que Noiserv (You Can’t Win Charlie Brown) y la Banda de Música de Mateus. Esta preciosa colaboración puso a más de 60 músicos sobre el escenario, que fueron creando épicas atmósferas sonoras de post-rock y electrónica en el anfiteatro natural de la playa fluvial de Taboão. El emplazamiento no pudo ser mejor, y es que la impecable calidad de sonido del escenario principal salió a relucir con una actuación para el recuerdo.
La primera de numerosas escaladas de la colina del Paredes de Coura, bajo unos abrasadores 30 grados, sirvió de aviso a nuestros gemelos de lo que iban a ser estos 4 días en el festival. También sirvió para situarnos en el escenario secundario, el Yorn, para el que sería nuestro segundo concierto, Sababa 5. Esta primera jornada del festival estaba muy marcada por la música instrumental, y Sababa 5 pusieron a bailar —durante unos 50 minutos— a un tímido pero bastante repleto Yorn con sus ritmos funk mediterráneos.
La cancelación de última hora de bar italia provocó algunas modificaciones en los horarios. Su lugar, en el escenario principal, lo ocupó Glass Beams, originalmente programados más tarde y en el escenario Yorn. Sin miedo al éxito, los australianos se comieron el escenario grande y se llevaron la palma en cuanto a los conciertos instrumentales del día. Tratamos de gestionar energías y, al igual que gran parte del público, optamos por sentarnos en la colina para disfrutar de la actuación en este inmejorable entorno. Los más valientes, que desafiaban las altas temperaturas a los pies del escenario, cayeron rendidos ante los hipnóticos loops mediorentales de los de Melbourne y bailaron cuales serpientes a su encantador. No era para menos, y es que guitarra, bajo y batería se fueron entralazando para contagiar con temas como «Mahal», «Snake Oil» o «Rattlesnake». Sus máscaras, de cristales dorados, no hicieron más que añadir misticidad a su ya de por si psicodélico show.
De vuelta en el escenario Yorn, Dorian Concept nos ofreció otro concierto instrumental. En este caso, el productor austriaco hizo lo propio con su experimental música electrónica. Un downtempo que, después de dos horas de música instrumental, y programado a media tarde, resultó un poco duro de digerir. Los horarios, en general, fueron complicados en esta edición. Eso sí, el talento está ahí, y en otro contexto seguramente habría sido todo un éxito.
En el escenario principal ya se preparaba uno de los cabezas de cartel del día: André 3000. Por supuesto, el compañero de Big Boi en Outkast vino con un concierto instrumental bajo el brazo. De nuevo, un show que nos pareció desubicado. Nada más saltar al escenario, un tímido «welcome to new blue sun live» invitó al público a sumergirse en el mundo de André Lauren Benjamin y a dejarse llevar por una hora de improvisaciones a la flauta, acompañada de unos suaves juegos de luces muy cuidados.
El hueco originalmente ocupado por Glass Beams en el escenario secundario lo aprovecharon los portugueses 800 Gondomar. Y vaya si lo aprovecharon, el concierto de la banda lusa fue realmente épico. Irónicamente, su ruidoso y demoledor garage sirvió como un descanso después de la calurosa tarde en Coura, recargando las pilas de todos los presentes. Se sucedieron los saltos y los pogos, y se consagraron como uno de los directos del día. Energía a raudales con unos suplentes de lujo.
Momento de rebajar revoluciones, o eso creíamos, en el escenario principal con Sampha. El artista británico transportó su melódico R&B a un directo con muchísima fuerza y energía. Arropado por otros cuatro músicos, Sampha nos regaló un precioso espectáculo de soul bañado de beats electrónicos. Aprovechó la ocasión para presentar «Lahai», su esperadísimo segundo álbum de estudio que vio la luz a finales del año pasado, poniéndonos a bailar con temas como «Suspended», «Can’t Go Back», «Spirit 2.0», o «Dancing Circles». El momento más emotivo de la actuación llegó con «(No One Knows Me) Like the Piano», canción en la que el resto de músicos se quedó en silencio para disfrutar de la voz de Sampha y de sus habilidades al piano. Este carrusel de emociones terminó por todo lo alto con una celebradísima «Blood on Me».
Volvimos a subir la colina para acudir al show de George Clanton. El artista estadounidense puso patas arriba el segundo escenario con una auténtica fiesta. Una divertida actuación, tan solo empañada por las constantes y alargadas interrupciones para hablar. Interrupciones en las que apenas se entendía nada de lo que decía, más allá de frases rozando el mal gusto. De lo que no cabe duda es de que él, acompañado de una baterista, se lo pasó genial, e incluso se animó a bajar del escenario para cantar entre el público.
El escenario principal se volvió a vestir de gala para recibir a Killer Mike. El icónico rapero de Atlanta, mitad del dúo Run The Jewels, no vino solo, sino que lo hizo acompañado de un coro de cinco voces y un DJ. El resultado fue un emotivo concierto de hip hop, muy diferente a lo que estamos acostumbrados a ver dentro del género. No faltó energía, y clara muestra de ello fue una vibrante «Kryptonite» que arrancó los primeros pogos del anfiteatro, así como los versos a capela que fue alternando y que llenaron el escenario con la mera fuerza de sus palabras. André 3000 no pudo quedarse para esa «SCIENTISTS & ENGINEERS» que les llevó a ganar un Grammy el año pasado, pero tanto Killer Mike como su coro y DJ la llevaron al directo de una manera exquisita, regalándonos otro de esos inolvidables momentos en el couraíso. Hacia el final del espectáculo, una empática «SOMETHING FOR JUNKIES» y una sentida «MOTHERLESS» dieron paso al colofón final que supuso «Ric Flair».
A las tres de la mañana llegó el turno de Model/Actriz en un escenario secundario lleno hasta la bandera. Unos minutos de retraso hicieron que el público se acordase de los portugueses 800 Gondomar, que habían reemplazado hacía tan solo unas horas a bar italia, divertidos jaleos de «Gon-do-mar, Gon-do-mar» activaron a todos los presentes y sirvieron para recibir, finalmente, a la banda estadounidense. El ruidoso post-punk de Cole Haden y los suyos resonó entre el público a base de temas de su reciente y aclamado álbum debut, «Dogsbody». Esa magnífica «Mosquito» sonó a las primeras de cambio, y partir de ahí el concierto solo fue a más. Muchísima energía y pogos sin descanso, con un carismático Cole Haden dándose baños de masas entre el público. El Yorn se quedó muy, muy pequeño para el atronador directo de Model/Actriz. Triunfo absoluto.
Los horarios parecían hechos a mala gana. Nos apetecía ver a Sextile, pero no nos vimos con las fuerzas suficientes para esperar a las cuatro y cuarto de la madrugada, hora portuguesa. A descansar, que quedan tres días por delante.
Jueves, 15 de agosto
El segundo día del Vodafone Paredes de Coura, Quadra fueron los encargados de abrir el escenario principal. La banda de Braga logró una impresionante comunión con el público, a pesar de la hora y de lo fuerte que estaba pegando el sol. Su alegre y bailable pop encajó a la perfección, difrutándolo a partes iguales fans y curiosos. Pudimos escuchar algunos de sus últimos temas, como esos electrizantes «Sozinho» y «Lado Mau», muy bien acogidos. Hace 6 años habían formado parte de las bandas que amenizan la tarde en la zona del río, el «Jazz na Relva», fuera del recinto. En esta ocasión, se marcharon ovacionados después de una vibrante «Tropicalia» y un poderoso grito de «¡Viva Paredes de Coura!». No pudimos pedir un mejor aperitivo para lo que nos esperaba esta noche con el cabeza de cartel del día.
Pero no adelantemos acontecimientos, los siguientes en subirse al escenario fueron Deeper. La banda de Chicago ofreció un gran concierto de post-punk ante un repleto Yorn. Sus infecciosas melodías se vieron muy energizadas en un potente directo. Dieron una buena dosis de «Careful!», su último álbum, pero también hubo tiempo para «Auto-Pain», con cortes como «Lake Song» o «The Knife».
De vuelta en el escenario principal, llegó el turno de Gilsons. A las ocho de la tarde, la colina se vio llena de gente, tanto de pie como sentada, para disfrutar del concierto del trío brasileño. Hijo y nietos del mítico Gilberto Gil; José Gil, Francisco Gil y João Gil amenizaron la tarde ante un entregadísimo público, entre el que pudimos ver varias banderas y pancartas. Entre público y banda se contagió ese buen rollo característico de Paredes de Coura, y se vio ampliado ese sentimiento de comunidad que ya vislumbramos durante la actuación de Quadra. La samba y el pop se entrelazaron y pusieron a bailar a todos los presentes con dulces temas como «Vento Alecrim», «Devagarinho» o una coreadísima «Love Love».
Nuestra siguiente parada, ya en el escenario Yorn, fue para ver a los estadounidsenses Wednesday. Teníamos muchas ganas de este concierto y no defraudó. Si a alguien ya le empezaban a fallar las fuerzas, el rock de Wednesday supuso un golpe de adrenalina para el resto del día, y es que Karly Hartzman y los suyos derrocharon energía a raudales durante su hora de actuación. El repertorio estuvo protagonizado por su último álbum, el aclamado «Rat Saw God», aunque también pudimos escuchar temas como «Reality TV», «Fate is…» o «Wasp». Fue la primera de estas, «Reality TV», en la segunda mitad del concierto, la que terminó por desatar a un público que se deshizo en pogos y en olas y olas de crowdsurf durante el tema que le siguió: «Got Shocked». Hartzman elogió al público y pronunció esa frase que tanto se escucha en este festival, «sois el mejor público del tour». También aprovechó la atención del público para hablar del genocidio del pueblo palestino, recordando con genuina rabia los millones de dólares que envía Estados Unidos a Israel. Tras este impás, toda esa rabia salió a relucir en una apoteósica «Bull Believer» que nos puso los pelos de punta a través de gritos y apabullantes juegos de luces. Un directo brutal.
Las icónicas Sleater-Kinney, por primera vez en Portugal, nos trajeron su reciente «Little Rope» a la playa fluvial de Taboão. «Hell», de este mismo álbum, sirvió para abrir el teatral show de las estadounidenses. La puesta en escena transmitía una epicidad que no sentimos correspondida ni en el sonido, un tanto descafeinado; ni en el público, que no parecía terminar de conectar con el espectáculo. Eso sí, Corin Tucker y Carrie Brownstein nos quitaron la espinita de escuchar en directo temas como «Modern Girl», «Dig Me Out» o «Jumpers», que sí sirvieron para enganchar —al menos, momentáneamente— a buena parte del público.
Un palco secundario lleno hasta la bandera recibió de brazos abiertos a Los Bitchos. Una bailada «Heaven is a Place on Earth», antes de arrancar, estableció el positivo estado de ánimo para toda su actuación. Con desbordante energía, nos regalaron una hora de divertidísimos temas principalmente instrumentales, combiando cumbia, rock y psicodelia. Se presentaron con una calurosa «HI!» y el resto del concierto ya fue rodado. Carisma, actitud… El Yorn les sentaba como un guante, pero la afluencia de gente pedía a gritos su sitio en un escenario grande, donde estamos seguros de que las veremos muy pronto.
Finalmente, llegó el turno del cabeza de cartel de la jornada: L’Impératrice. Nos sorprendió la cantidad de gente que cubría toda la colina, pero no es para menos, L’Impératrice son los dignos herederos de esa contagiosa electrónica francesa, y lo demostraron con la complicidad de todo el público y con una puesta en escena de 10. Trajes futuristas, juegos de luces, sintetizadores… La electrónica disco abrazó al más irresistible funk y nos pusieron a bailar desde el primer momento con la ristra «Amour ex Machina», «Anomalie bleue», «Me da igual», «Voodoo? – Part 1» y una celebradísima «Girl!». La fiesta ya estaba servida, pero Flore Benguigui echó más leña al fuego confesando su amor por este festival, recordando su concierto de hace dos años como uno de los mejores de su carrera. El amor fue mutuo, y uno de los momentos más emotivos llegó después de «Matahari», con una «Love From The Other Side» que demostró que un gran espectáculo también puede tener una parte más íntima y vulnerable; las bombillas y las luces flash ondearon en perfecta sincronía por todo el festival. Un vibrante final a ritmo de «Aerodynamic» (Daft Punk), «Agitations tropicales», «La piscine» y «Piano Track Killer» consagraron el directo de L’Impératrice como uno de los mejores de la edición. La banda francesa volverá a Portugal el próximo 2 de noviembre, en la Sala 1 de Lisboa Ao Vivo.
Otra vez en la parte alta de la colina, en el semicubierto Yorn, llegó el turno de Protomartyr. El post-punk volvió a hacer acto de presencia y lo hizo con una intensidad pasmosa. Los de Detroit lo dieron todo ante un desbordado Yorn que vibró con las letras sociales que tanto los caracterizan. Sin artificios, fueron construyendo unas desgarradoras atmósferas de sonido que cautivaron a todos los presentes, desde «Maidenhead» hasta «Why Does it Shake?». Estábamos agotados, así que después de un rato dimos la noche por terminada, quedándonos con las ganas de ver a Slow J, Sprints y Joy (Anonymous).
Viernes, 16 de agosto
Nuestro primer concierto de este día no fue otro que el de Branko abriendo el palco Vodafone. El productor portugués, parte de los extintos Buraka Som Sistema, logró crear un gran ambiente en la colina del Paredes de Coura a base de bailables temas y grandes visuales que habrían lucido mucho más en un horario nocturno. Un convincente arranque con «Over There» fue atrayendo a la gente hacia la parte más cercana al escenario. Branko presentó su reciente «Soma», en el que el kuduro quizás pasa más a un segundo plano para dar cabida al R&B alternativo, pero que fue muy bien recibido en temas como «Slide» o «Found My Way».
El siguiente en subirse al escenario fue Nourished by Time en el Yorn. En su primera vez en Portugal, Marcus Brown llenó el escenario ocupando apenas un metro cuadrado del mismo. Micrófono, ordenador portátil y un pequeño teclado fue todo lo que necesitó para llevar al directo su bedroom pop y R&B. A través de esta minimalista propuesta se metió al público en el bolsillo, ofreciendo una fantástica energía desde el primer momento con una vibrante «Staring Into the Fireplace». Hacia la mitad del concierto pudimos disfrutar de las pegadizas «Shed That Fear», «Hell of a Ride» y «Daddy», mientras que se guardo «The Fields» para cerrar una mágica actuación. Los movimientos de Brown sobre el escenario nos permitieron ver una honesta conexión con cada uno de sus íntimos temas. El artista de Baltimore también se acordó de los trabajadores en huelga de las aerolíneas, a los que mandó todo su apoyo tras bromear con que casi no puede llegar al festival.
La bossa nova hizo acto de presencia en el Paredes de Coura de la mano de uno de los mayores exponentes del género, Nouvelle Vague. Tras dar un concierto secreto unas horas antes para tan solo 500 afortunados, la banda francesa se presentó en el escenario principal con las energías renovadas. Sus reinterpretaciones de grandes clásicos del rock y del new wave sirvieron para dar un momento de calma a la tarde y poner a cantar al público. «Love Will Tear Us Apart» (Joy Division); «People Are People» (Depeche Mode); «Girls on Film» (Duran Duran); o esa fantástica «In a Manner of Speaking» (Depeche Mode), que sirvió de cierre, resonaron por todo el recinto del festival.
De vuelta en el escenario Yorn, turno de Allah-Las. Este concierto marcaba el regreso de la banda de Los Ángeles al festival nueve años después, casi nada. El nostálgico garage rock de la banda se abrió paso ante un mar de entregadísimos fans, que vieron correspondida su energía con otro de los tantos grandes directos del escenario secundario de los que podemos disfrutar cada año. «The Stuff» abrió un concierto que cautivó a todos los presentes con su particular sonido retro, con numerosos momentos destacables, como los protagonizados por «Sacred Sands», «Catalina» o un poderosísimo final de la mano de ese gran éxito que supuso «Catamaran».
El anochecer llegó con Cat Power en el escenario principal. La artista de Atlanta sigue con su reinterpretación de Bob Dylan, ofreciendo un concierto que no terminó de cuajar. Una austera puesta en escena, el piloto automático —que falló por momentos— y las pantallas en blanco y negro le bastaron para vender su show en honor al galardonado cantautor americano. Ni su camiseta, con un neutro «FCK WAR» a la espalda llegó a transmitir nada. Tras una primera parte acústica que se sintió muy dispersa, la actuación logró recuperar un poco de energía en una segunda mitad marcada por clásicos como «Ballad of a Thin Man» o «Like a Rolling Stone».
Recobramos fuerzas antes del primer cabeza de cartel del día: girl in red. Los fans de la noruega se habían dejado ver durante toda la tarde con maquillajes y vestimentas rojas, de cara a un espectáculo diferente al que vimos hace apenas un año en Budapest. Y es que en este tiempo, Marie Ulven Ringheim ha lanzado un nuevo álbum, «I’M DOING IT AGAIN BABY!», y ha alcanzado nuevas cotas de popularidad, como demostró con una de las mayores afluencias de público de la edición. Una colorida y plasticosa puesta en escena —con fuego, pirotecnia y humo de forma prácticamente constante— nos transportó al mundo indie-pop de girl in red, al que caímos rendidos desde el primer momento. El buen rollo se instauró en Coura y, aunque los temas del último álbum no nos convencieron, otros ya clásicos como «bad idea!», «girls» y «dead girl in the pool.», que sonaron a las primeras de cambio, nos atraparon por completo en su nueva puesta en escena. Ya en la parte final del show, resonaron «You Stupid Bitch», «Serotonin» y una «i wanna be your girlfriend» que aprovechó para darse un baño de masas en medio del público.
Mientras que girl in red había preferido llamar «wild dancing» a los pogos que se formaron hacia el final de su concierto, IDLES llegaron como una apisonadora al escenario principal del Paredes de Coura. Eran las dos de la mañana, pero Joe Talbot y los suyos incendiaron el festival a base de pura energía. El concierto se introdujo con «IDEA 01», antes de dar paso a una potente proclama de «¡Viva Palestina!» y a una invitación abierta a desatar el caos que llegó con «Colossus». Desde ese momento nos vimos envueltos en una nube de polvo y en un pogo sin fin. Todo un explosivo espectáculo de punk rock y post-punk en el que volaron zapatillas, gafas de sol y algún que otro desafortunado móvil, además del propio público. Sus afiladas letras conectaron de lleno con un entregadísimo público, al que el propio Talbot se refirió como «el mejor en mucho tiempo». Las menciones a Palestina resonaron entre todos los presentes, que tras una «The Wheel» en la que se cambió ese «Can I get a hallelujah» por un desgarrador «Viva Palestina», no dudaron en arrancar el cántico de «Free Palestine». Por si fuera poco, un final a ritmo de «Never Fight a Man With a Perm», «Dancer», «Danny Nedelko» y «Rottweiler» terminó por arrasar con todo y proclamar a IDLES como grandes vencedores.
Agotados, nos fuimos a descansar para el último día de festival.
Sábado, 17 de agosto
La jornada sabatina, último día del festival, comenzó para nosotros con Hurray for the Riff Raff, encargados de abrir el escenario grande. Presentando su reciente y aclamadísimo álbum, «The Past Is Still Alive», Alynda Segarra y los suyos convirtieron el gran escenario Vodafone en algo íntimo a través de su particular country americano. Así, encandilaron a todos los presentes desde una emotiva «Alibi» hasta una potente «Ogalla» en la que cambió San Francisco por Porto. Escuece, y se nota en el ambiente, cada vez que un artista cree estar en Porto, pero a Hurray for the Riff Raff se le puede perdonar por el magnífico concierto que nos regaló. Letras de crítica social y letras introspectivas a partes iguales, que convencieron a un público que cayó rendido ante temas como «Hawkmoon», «Buffalo», «Colossus of Roads» o «Snake Plant».
Si hablamos de conciertos íntimos, justo después de Hurray for the Riff Raff llegó el turno de Palehound en el escenario secundario. El Kempner, una silla, un foco, un micrófono, una guitarra acústica y el resto es historia. En su primera vez en Portugal, Palehound nos puso los pelos de punta de principio a fin, cantando desde lo más profundo de su corazón temas como «Independence Day». Todo el público se rindió a la vulnerabilidad de Kempner y se sintió una profunda conexión artista-audiencia, especialmente acentuada en «Killer», «Dry Food» y «Cinnamon».
De la intimidad y sensibilidad de Palehound pasamos a la locura de Baxter Dury. Mezclando estilos y sin miedo a nada, el británico desató su energía sobre el escenario principal y no paró de bailar en toda la actuación. «Leak at the Disco» y «I’m Not Your Dog» abrieron su afilado pero bailable y muy divertido show. Y decimos show porque Baxter Dury es todo un showman; vestido de traje y con un carisma y una actitud desbordantes, Dury fue desgranando su exquisita discografía sin dejar de moverse por todo el escenario. La traca final llegó con unas encadenadas «Palm Trees»; «Cocaine Man»; en la que finalmente se quitó la chaqueta del traje y se desató por completo con sus bailes; una burlona «Celebrate Me»; «Prince of Tears»; y el tema que comparte con Fred Again.., «(Baxter) These Are My Friends», con el que puso el broche de oro a su gran fiesta.
La tarde de shoegaze y derivados la inauguraron Hotline TNT en el escenario Yorn. Los de Nueva York construyeron una intensa atmósfera de sonido a través de sus pegadizas melodías que navegan entre el power pop y el shoegaze con una pasmosa soltura. Dejaron claro que hay sitio para más mitos del género a través de temas de sus dos álbumes de estudio hasta el momento, «Nineteen in Love» y «Cartwheel».
Ya en el escenario principal, turno del regreso de slowdive al Paredes de Coura, donde ya pudimos verlos en 2015 y en 2018. Pero es que la mítica banda británica nunca falla, podrían venir todos los años y seguirían ofreciendo conciertos memorables. En esta ocasión vinieron con la excusa de presentar su álbum de finales del año pasado, «everything is alive», con el que demostraron estar en plena forma. El dream pop y el shoegaze se entrelazaron con unos atrapantes juegos de luces y unas hipnóticas visuales que cautivaron a todo el público. Ovación tras ovación, Rachel Goswell y Neil Halstead pusieron las emociones a flor de piel en un fascinante viaje de ensueño: «Avalyn», «Souvlaki Space Station», «Alison», «When the Sun Hits», «40 Days»… Uno de los mejores directos del año.
Aún estábamos digiriendo el concierto de slowdive cuando nos encontramos en el palco Yorn para ver a Still Corners. El dream pop con sintetizadores del dúo de Londres nos llevó en un nuevo viaje a través de cautivadoras cinemáticas en la gran pantalla de fondo, con las que el público se sumergió de lleno en la etérea atmósfera de sonido que montaron Tessa Murray y Greg Hughes.
De vuelta en el escenario principal, llegó el momento de otro de los grandes mitos precursores del shoegaze: The Jesus and Mary Chain. La banda escocesa también venía con nuevo álbum bajo el brazo, «Glasgow Eyes», pero brilló más cuando echó la mirada atrás y rescató temas como «Head On», «Happy When It Rains» o «Blues From a Gun». El atmosférico directo de los hermanos Reid, marcado por las distorsiones y una oscura puesta en escena, resonó entre un público totalmente entregado. «Some Candy Talking» sonó atronadora como nunca, y unas celebradas «Darklands» y «I Hate Rock’n’Roll» pusieron a cantar a todos los presentes. Su revolucionario álbum debut, «Psychocandy», cumple ya casi 40 años, y en esta ocasión pudimos vivir un momento único con una invitada especial: Rachel Goswell, de slowdive, se unió a Jim Reid para una vibrante interpretación de esa atemporal «Just Like Honey». «Taste of Cindy» y «Reverence» cerraron su estremecedor directo en Paredes de Coura, de donde se marcharon con una sonadísima ovación.
A lo largo del día pudimos ver numerosas camisetas tanto de slowdive como de The Jesus and Mary Chain, pero las que más destacaron fueron sin duda las de Fontaines D.C. Un lleno absoluto para recibir a los de Dublín. Muy activos en cuanto a la cuestión Palestina, Grian Chatten y los suyos se aseguraron de disponer varias banderas palestinas sobre el escenario y de hacer loadas menciones durante el concierto. El post-punk indie de Fontaines D.C. se abrió paso como un huracán y, salvando las distancias, desató ese caos que ya habíamos visto el día anterior con Idles. La desbordante actitud, las gigantes letras que formaban su nombre a media altura sobre el escenario, los trepidantes juegos de luces y una intensidad brutal pusieron en valor la posición de la banda irlandesa como grandes cabezas de cartel. El público disfrutó como nunca, sabiendo que era el último gran concierto del festival y viendo que estaba ante el futuro del rock. Un inicio muy potente, con la nueva «Romance» y la ya consagrada «Jackie Down the Line», estableció el tono para el resto del concierto, la fiesta estaba servida y la gente no hizo más que saltar, bailar y corear esos temas que ya son himnos ageneracionales. También tuvieron una muy cálida acogida el resto de temas de su nuevo álbum, «Romance», que verá la luz el próximo viernes, 23 de agosto, con unas vibrantes «In the Modern World», «Favourite» y «Starbuster», que sonaron ya en el final del concierto. Justo antes de esta última, un grito de «Free Palestine!» dio paso a una abrumadora «I Love You». Lamentablemente, tuvieron que sacrificar algunas canciones del setlist, como «Sha Sha Sha» o una esperadísima «Too Real» que decoraba muchas de las camisetas que habíamos visto durante el día. Mención especial a la camiseta de las Hinds sobre el escenario, a las que pudimos ver disfrutando del concierto entre el público.
No podía ser de otra manera, en el Paredes de Coura siempre llueve. El emotivo vídeo de despedida tras el último concierto en el escenario principal, además de estar aderezado con juegos de pirotecnia e ingentes cantidades de confeti, tuvo el dulce acompañamiento de una ligera llovizna que sirvió para recordar que en este festival la naturaleza es protagonista.
Por seguir con la tónica de la edición, el cansancio nos dejó con las ganas de presenciar la presumible fuerza punk de Destroy Boys y la fiesta electrónica de Moullinex y GPU Panic.
Hasta aquí nuestra aventura en el Vodafone Paredes de Coura 2024. ¡Nos vemos el año que viene!